¡Hola! No espero que me conozcas y tampoco es importante que lo hagas; sin embargo, como periodista, siempre he estado consciente de que las historias externas son las mejores fuentes de inspiración. Hoy te quiero contar una de las experiencias que me cambió por completo y que, contrario a lo que esperaba, me dio toda la confianza del mundo para seguir caminando sin miedos, sin prisas, a mis tiempos y con la seguridad de que lo mejor estaría por venir. ¿Tuve miedo? ¡Por supuesto! Pero más allá de permitir que este me imposibilitara, lo único que hice fue usarlo a mi favor para decidirme de una vez por todas a renunciar. Acá te cuento cómo el hice, seguro que algo de mi vivencia te ayudará (al menos eso espero).
2018
A principios del 2018 inicié mi camino como periodista de bodas independiente. Desde los 22 años hasta los 27 estuve detrás de uno de los medios nupciales más importantes y que, sin duda, hizo mis sueños realidad. El trabajo era increíble, los retos estaban presentes en cada uno de mis días, las teclas no dejaban de sonar en mi computadora y todo parecía perfecto, hasta que… sí, llegó el momento en el que supe que había terminado un ciclo creativo importante, sabía que era el tiempo correcto para dar el siguiente paso y para seguir con mi crecimiento profesional. Evidentemente, los apegos no se hicieron esperar: la pasión por lo que hacía, el respeto tan grande por mi jefe, esos pagos asegurados cada mes, el apoyo de una plataforma tan grande, y mucho más.
A pesar de que me resultaba más fácil concentrarme en lo que podría perder, decidí enfrentarme con una realidad que terminó por ser más atractiva: un proyecto mío, una nueva oportunidad para explorar mi creatividad, una sensación de libertad que había olvidado (se escribe feo, pero es la verdad), la intensidad de escribir sobre lo que más me apasiona, el hecho de controlar mis tiempos… todos estos factores se convirtieron en mi motor principal para decirle adiós a un puesto que me dio mucho y, en su lugar, darle la bienvenida a una experiencia de vida que me llenaría por completo desde el día uno. Aquí te van mis mejores consejos para que la transición sea de lo más cool.
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Haz las cosas bien
Tengo que reconocer que este fue un aspecto primordial cuando decidí renunciar. Había muchas propuestas laborales por otros lados; sin embargo sabía que tenía un compromiso con mi trabajo, con los años de esfuerzo y, aunque no lo creas, con mi jefe. El cariño por mi equipo y por todo lo que viví en la empresa pudo más y por ello dejé todo claro en el mejor de los términos. Siempre es bueno dejar puertas abiertas, hacer una retirada profesional y sin complicaciones, y así lo hice. Te recomiendo hacer una cita con tu jefe y explicar cuáles son los motivos por los que has decidido renunciar. Menciona todas las cosas buenas que viviste, plantea cuál es tu escenario futuro (les puede interesar seguir colaborando contigo) y trata de comunicar algunos de los caminos que, en tu opinión, deberían hacerse dentro del equipo. Tip extra: si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada. For real!
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No tengas miedo de tener miedo
Te juro que me he encontrado con miles de artículos y libros que tratan sobre cómo olvidarte del miedo para tomar tus decisiones de vida. Yo tengo que reconocer que soy la persona más miedosa del mundo, y aunque hasta hace algunos años eso me frustraba un montón, ahora utilizo este recurso a mi favor en lugar de volverme pasiva. ¿Te dará miedo renunciar? ¡Claro! y la realidad es que no hay nada de malo en ello, el reto será ver cómo reaccionas al respecto. Mi mejor recomendación es que te muevas, que hagas las cosas, que te pongas a trabajar y que toda esa adrenalina que sientes y la inseguridad que experimentes las utilices para abrirte caminos. Si te quedas estancado en que todo saldrá mal, en serio nada bueno vendrá para ti en el futuro. No tengas miedo de tener miedo, pero sí toma acción para que las oportunidades comiencen a sorprenderte.
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Empieza a buscarte la vida
Después de hablar con mi jefe, yo dejé muy claro que empezaría a buscar nuevas oportunidades para no saltar del avión sin paracaídas. Eso sí, no dejes para el final todo el trabajo que puedes hacer desde ahora, pero sí asegúrate que la empresa sepa que ya estás en el camino de abrirte paso por otros lados. Antes de empezar a tomar decisiones a lo loco, te recomiendo armar un proyecto claro en donde establezcas lo que vas a querer para tu siguiente paso profesional (sea independiente o con otra empresa) (¿Ya leíste los tips para establecer tus metas profesionales?, da click aquí). Haz una evaluación sobre las cosas que te atraen, aquello que te mantiene a tope en un nivel creativo y todo ello que de plano no te convence ni te motiva. Tener una guía tan clara como esta te ayudará a encontrar un trabajo que esté más alienado con lo que buscas para tu futuro. ¡OJO! No cometas el error de tomar la primera oferta que te den solo para no quedarte sin trabajo un tiempo (claro, si es que de plano no te convence; de otro modo, ¡tómala!)
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Date el tiempo de resetearte
Parece bien hippie, pero es la verdad. A veces los ciclos en los trabajos terminan no solo porque ya no haya retos presentes, sino porque hay mucho cansancio de por medio. Uno de los aspectos que tenía clarísimo antes de renunciar era que necesitaba darme mi tiempo para desconectarme del mundo y dejar que el inicio de esta nueva etapa fluyera de la mejor manera posible. Sin adelantarme, sin perder la paciencia y sin apresurar la llegada de oportunidades, todo se dio en el momento perfecto y con la certeza de que mi mente ya estaba preparada para tomar un nuevo viaje en mi vida profesional. Eso sí, lo importante es que estés convencido de que has tomado la decisión correcta en el momento correcto; si de plano no estás seguro del paso aún, mejor piénsalo dos veces y tómatelo con calma.
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You’re gonna be fine
Sí, porque a pesar del miedo, las dudas y todas las incertidumbres que vienen con el proceso de una renuncia, los cambios siempre son excelentes aliados para despertar, cambiar, crecer y renovarse. Yo ya me sentía como una señora a los 27 años, y tengo que reconocer que el cambio de aires y el inicio de un proyecto independiente han sido dos aspectos cruciales para encontrar nueva energía, rejuvenecerme (literal) y encontrarme de nuevo con la pasión que tanto amo: el periodismo. Todo cambia, todo pasa, pero la vida profesional siempre trae consigo grandes sorpresas y hay que tener los ojos bien abiertos para cachar las ideas y utilizarlas a tu favor. Confía en que todo saldrá bien y convéncete de eso todos los días… ¡en serio funciona!
Antes de renunciar o al momento de hacerlo, date el tiempo de vivir cada una de tus emociones sin apresurarlas y sin sentir pena de ellas. El objetivo es que siempre encuentres la motivación para dar un nuevo paso y hacer, en cada día, una nueva experiencia que le dé un escenario distinto a tu futuro. Si ya nos toca vivir solo una vez, por favor asegúrate de tener una vida que te dé todo lo que sueñas. ¡Sí se puede, solo hay que tomar acción (incluso con miedo)!
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Fotos: Melissa Lara Novias
Soy periodista de la vieja escuela, y por eso mismo me entrego de lleno al contenido, a las letras y, por supuesto, a los temas que más me enloquecen: bodas, moda y lifestyle. Soy fan de las tendencias, sí, pero sobre todo de conocer las historias de quienes se encargan de cambiar el mundo con su talento, de quienes hacen y deshacen, de las personas que brillan con luz propia. Estoy en un romance eterno con las letras, con los párrafos, las oraciones y con el punto y coma (sin importar que a veces se pone de rey con su complejidad), y porque a veces me paso de hipster, no podía dejar de mencionar el crush brutal que tengo con la fotografía de bodas.
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